lunes, 20 de septiembre de 2010
Centro Cubano de España
La placa junto a los telefonillos del portal que indica “Centro Cubano de España” va a juego con el decrépito portal, que por mucho que esté en la calle Claudio Coello, recuerda más a la entrada de la Casa Regional de Granada , junto la plaza de Tirso de Molina, que a la enriquecida calle donde voló Carrero Blanco. Y el ascensor de ésta última supera al otro con creces. Pero en fin: qué mejor ambiente para el recuerdo de aquel que haya estado en la isla que este.
El centro en sí es… cómo les diría… una especie de Palacio de Gaviria en el año 2078. Se trata de un piso, con un pasillo que lleva a distintas dependencias, una de las cuales es el restaurante, otra una sala de exposiciones, otra (junto a la entrada) una especie de pub-discoteca donde suena salsita y son… todo ello revestido de cierto aroma Ozores, que emana de los azulejos y las cisternas, por más que a los lavabos los pinten de rojo.
El camarero que nos atendió era todo amabilidad. Sólo tenía un inconveniente: que ni se le entendía bien al hablar, ni él nos entendía a nosotros. Y no porque su acento cubano fuera muy cerrado: más bien porque acento cubano no tenía ninguno. Ni de Cádiz. Ni de ningún lugar hispanohablante. Pero eso sí: era todo amabilidad al intentar explicarnos qué era cada plato.
Lo cual tampoco era, en todo caso, necesario: se veía que lo que había en el plato no era nada que mereciera explicarse (a excepción del postre, cuyo dulce de guayaba y demás sí me resultó original). Tanto los entrantes como el plato principal me resultaron más cercanos a la fritanga que a los tamales, y ni los productos, ni la forma de hacerlos, eran nada que no pudiera encontrar yo en el mercado de mi barrio y freirlos un día de resaca. Y, desde luego, por mucho menos de 32 euros (ya con el descuento).
En resumen: me sorprendió mucho que este destino tuviera las buenas críticas antes referidas, y en mi opinión, hay restaurantes cubanos mucho mejores en Madrid (y hasta más baratos), empezando por Zara, y llegando incluso hasta La Negra Tomasa.
Nivel de recomendación: 2
Relación calidad-precio: mala
lunes, 9 de agosto de 2010
El Body Shop ya no es lo que era
Esto desapareció en España hace ya tiempo (en otros lugares de Europa tardó más, aunque también acabó por desaparecer). Pero, al menos, mantenían la idea de "reciclaje": por cada envase vacío de productos suyos que les llevaras para ser reciclado, te daban un punto, y al sumar ocho, te regalaban alguna tontería: un peine de plástico reciclado, algún producto de muestra... no sé, el regalo no valía gran cosa pero al menos podían seguir tirándose el moco de sus valores ecológicos, lo mucho que les preocupaba que tú te preocuparas de reciclar -y, con ello, diferenciarse de sus competidores filonaturales, que cada vez eran más, y de paso asegurarse de que ibas a pasarte por la tienda cada x-.
Hace poco fui a llevar un par de envases que tenía por casa.
-Hola, os traigo un par de envases
-¡Huy, no! Nosotros ya no recogemos envases. El reciclaje es cosa del consumidor.
-Ah. No lo sabía.
-Pues hace ya bastante tiempo que eso se quitó -me dice la dependienta, con una sonrisa profidén propia del Lecturas, y tono reprochante de "será que no vienes mucho a comprar", lo cual es absolutamente cierto. Y menos que voy a ir ahora, en vista de lo visto-.
-Ah. Pues una lástima, porque era de lo poco que os diferenciaba de las miles de tiendas pro-ecología y pro-comercio justo que han proliferado como setas y que, a la sazón, tienen productos con bastante mejor relación calidad-precio que la vuestra -respondo, con una sonrisa Colgate de idénticas dimensiones, antes de girarme y abandonar el local-.
Nivel de recomendación: 2
Relación calidad-precio: regular, sobre todo en comparación con otras empresas/tiendas.
jueves, 15 de abril de 2010
Curiosidad: Baklust
La estética tuiene algo de kitsch, algo de naïve y algo de años 50, y resulta agradable. La cocina tiene uno de sus lados "abierto" al comedor, de tal forma que los clientes pueden ver prácticamente todo lo que en ella se cuece (literalmente). Tienen tartas muy sabrosas y, como curiosidad, tienen leche de soja para elegir en lugar de leche normal -lo cual viene muy bien para intolerantes a la lactosa, que no es cuestión baladí eso de no poder tomarse uno un café con leche sopena de irse por la pata abajo-.
Sobre precios, pues pueden imaginarse: los correspondientes a un sitio cool y novedoso. O sea: pelín altos. Pero bien como experiencia.
Nivel de recomendación: 3
Relación calidad-precio: bien tirando a caro.
miércoles, 14 de abril de 2010
Het Zwaantje o Cómo ingerir por fin cocina holandesa
jueves, 11 de marzo de 2010
Café de Oriente
miércoles, 10 de marzo de 2010
Restaurante César y Mesón Castilla (Pastrana)
Qué decirles. Pues que en ambos casos se trata de restaurantes muy a tono con el ánimo pastranense, pastranero o como quiera que sea el gentilicio de esas tierras, es decir: se trata de comercios que se han subido al carro del turismo rural y cobran por sus servicios mucho más de lo que valen. Me explayo:
Él César y lo que es del César:
El César tiene pinta de ser el típico restaurante-del-pueblo donde va la gente a celebrar aniversarios los domingos. Con unas 10 mesas en total, cobra casi 26 euros por el "menú Especial", "menú turístico" o como quiera que llamen al único menú que, en principio, tienen visible (salvo que seas del terruño y sepas que hay otro al precio de 10 euros). Bueno, si lo vale, lo pagas y ya está. El problema es que no lo vale. Mi cordero estaba reseco y de lechal no tenía nada, y los demás platos pues no es que estuvieran mal, pero desde luego, no valen lo que cuestan. Ni tampoco parecía valerlo el menú de 10 euros que vimos al lado, la verdad.
Castilla nuestra:
El mesón Castilla nos fue recomendado por el dueño del hotel, al que luego, a la sazón, nos encontramos allí, tomando unos vinos, que es lo que se hace en los sitios de solera. Nosotros fuimos a cenar. De precio andaba prácticamente como el César, pelín más barato quizás.
Tuvieron detalles gloriosos, como que la camarera nos perdonara la vida por querer cambiarnos a otra mesa que no tuviera el sonido estridente del futbol justo encima (la parte del local destinada a restaurante estaba vacía, añado), y que siguiera perdonandonosla a cada plato que traía. A la sazón: se me ocurrió preguntar de qué era el consomé que figuraba en la carta, si de yema o de jerez (consomé que se cotizaba a 5 euros). "No, es sólo el caldo, pero si quieres te echo una yema". Le digo que muy agradecida y me lo trae con yema. En la cuenta, el coste de la yema figura aparte: 1 euro. Desde entonces vivo con el deseo de comprar una docena de huevos en mi barrio por ese precio y donarlos al mesón con una inscripción que diga: "Para próximos amantes del consomé -de su anónima benefactora".
En fin: que se preguntarán ustedes entonces por qué cojones nos fuimos a meter en estos lugares inmundos para proceder a la ingesta, y no nos metimos en otros. Pues principalmente, porque no había otros. La mafia pastranense se materializa en la hostelería y tiene todo pillado. Para más INRI, los cuatro o cinco restaurantes que hay tienen misteriosamente la misma tipografía, formato y casi idénticos precios en sus cartas. Y no conseguimos ver ni un triste bar de platos combinados o semejantes. Y no será porque no pateamos el pueblo...
En resumen: que menos mal que al día siguiente acabamos por casualidad en El Tolmo, porque si no, el aspecto gastronómico de nuestra incursión alcarreña habría quedado hecho unos zorros.
Nivel de recomendación: 2
Relación calidad-precio:
Mesón Castilla: mala
Restaurante César: mala de cojones.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Hotel Palaterna (Pastrana)
(vista de Pastrana desde el balconcito-terraza tradicional que teníamos en nuestra habitación de la 3ª planta)
Los precios, pues a saber: creo recordar que las habitaciones estaban entre los 60 y 7o euros según temporada. Ojo con interné, que figura una tabla de precios encabezada por "tarifas 2008". En nuestro caso, lo llevabamos incluido en el pack, así que deduzco que la habitación nos costó unos 60 euros. Considerando que es un dos estrellas, y que está (insisto) en un pueblomielda que se ha apuntado al carro del turismo rural en cada esquina, pues eso: me parece quizá un poco caro, comparativamente hablando. Pero insisto en que las habitaciones están bien y el desayuno, también.
Nivel de recomendación: 4
Relación calidad-precio: regular tirando a bien